Encontraron a María, a José y al Niño (cf. Lc 2,16-21)
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Comienza un nuevo año, y quizá nos preguntemos cómo nos irá. Es difícil saberlo, porque muchas cosas no dependen de nosotros. Sin embargo, lo que sí está en nuestras manos es proyectar, trabajar, echarle ganas y decidir cómo reaccionamos frente a lo que sucede.
Para eso necesitamos tener claros la meta y el camino ¿Y saben qué? En Jesús, Dios nos los muestra. Por eso, como dice san Beda, al igual que los pastores en Belén, venimos a encontrarnos con él[1], esperando que nos ayude para que todo mejore en nuestra vida, nuestra familia y en el mundo, y seamos felices por siempre.
Que no nos decepcione verlo en un pobre y sucio pesebre, sin la ostentación y el poder que al mundo le impresionan. Iluminados por la fe, descubramos que en ese niño Dios hace resplandecer su rostro sobre nosotros y nos concede su favor y la paz[2].
Ese niño es el Hijo de Dios, nacido de una mujer para rescatarnos del caos que nos provocamos al desconfiar de él y pecar; para darnos su Espíritu y hacernos hijos suyos, ¡herederos de su vida por siempre feliz![3]. Él nos demuestra que por más sucia que sea nuestra vida y el mundo, él puede restaurarlo y mejorarlo todo con la fuerza del auténtico poder: el amor.
Como María, guardemos estas cosas y meditémoslas en el corazón a lo largo de 2018. Así volveremos a nuestra vida habitual alabando y glorificando a Dios, convirtiéndonos en constructores de paz en nuestra familia y en nuestros ambientes, contribuyendo, como pide el Papa, a fomentar una cultura del encuentro y la solidaridad[4].
¿Qué no es fácil? Tampoco lo fue el nacimiento de Jesús. Sin embargo, él le entró y de manera silenciosa y sencilla inició un maravilloso proceso que ha de llevarlo todo a su plenitud sin final. Como él, echémosle ganas a nuestra familia y nuestros ambientes, dejándonos guiar por el amor, que es Dios.
Que la Madre de Dios y Madre nuestra nos obtenga de su Hijo la fuerza para vivir amando[5]. Así, como dice el Papa, “en la medida en que cada uno de nosotros, con la ayuda de Dios, intente hacer el bien día a día” [6], 2018 será un feliz año para todos.
+ Eugenio Lira Rugarcía
Obispo de Matamoros
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[1] Cf. Catena Aurea, 9215.
[2] Cf. 1ª. Lectura: Nm 6,22-27
[3] Cf. 2ª. Lectura, Gál 4,4-7
[4] Cf. Mensaje para la Jornada Mundial de la paz 2018.
[5] Cfr. Sal 66.
[6] Angelus, 1 de enero de 2017.