El Papa Francisco recordó durante el rezo del medio día en la Plaza de San Pedro, el asesinato de 4 religiosas Misioneras de la Caridad en Aden, ciudad de Yemen. Lamentó especialmente que el crimen no haya causado ninguna repercusión mediática.
“¡Estos son las mártires de hoy! No son portada de los periódicos, no son noticia. Son quienes dan la sangre por la Iglesia. Estas personas son víctimas del ataque de quienes les han asesinado pero también de la indiferencia, de esta globalización de la indiferencia de a quienes no les importa” expresó el Papa.
Las religiosas fueron asesinadas junto con otras doce personas en la residencia para ancianos en la que trabajaban. El Papa envió sus condolencias a las misioneras y explicó que sentía una profunda tristeza por este asesinato que calificó como “un acto de violencia sin sentido”. Dijo que espera que a partir de ahora las partes depongan las armas y emprendan el diálogo. La guerra en Yemen, el país más pobre de Oriente Medio, comenzó hace casi un año. Han perdido la vida unas 9000 personas y hay casi un millón de desplazados.
Tras la masacre de Aden «Seguimos rezando juntas por la hermana que sobrevivió y por el padre salesiano de quien no se tienen más noticias». La hermana Cyrene, provincial para Italia de las misioneras de la caridad conoció hace diez años a la hermana Marguerite, originaria de Ruanda, una de las cuatro religiosas horriblemente asesinadas el viernes pasado junto con otras doce personas en un centro de acogida para los ancianos y discapacitados cerca de la ciudad yemení de Aden.
La religiosa está aún comprensiblemente conmocionada por los acontecimientos y todas las palabras que emplea en una breve conversación telefónica con «L’Osservatore Romano» son para explicar sentido de la misión heredada de la madre Teresa de Calcuta y la tenacidad con la que en todos los rincones del planeta las misioneras del sari blanco tratan de permanecer fieles incluso ante las dificultades, el miedo, y hasta cuando todo aconseja abandonar y huir. «Nosotras no dejamos a los pobres. Es impensable», dice la religiosa que en cada frase recuerda la lección recibida de la fundadora. «La Madre siempre nos ha enseñado esto. Si estamos solas y no tenemos personas a las que cuidar, ante el peligro, cambiamos de lugar, vamos a otra parte. Pero si tenemos a los pobres, los enfermos, los paralíticos… ¿cómo podríamos? La Madre siempre lo ha hecho así, aún la recuerdo en Beirut con los niños bajo los bombardeos. Así lo hicimos hace años en Liberia. Así lo hacemos en Siria. Y así lo hacemos también en Yemen, donde, no lo olvidemos, tenemos otras casas». Lo que realmente «hace daño», añade, es «la indiferencia en el corazón de tanta gente por las condiciones y la suerte que corren los pobres y los últimos».
Hermana Anselm. Ella era de Ranchi, India, nació en 1956. El 8 de mayo habría cumplido 60 años de edad.
Hermana Reginette nació en 1983 en Ruanda. Era la más joven. Cumpliría 33 años el 29 de junio.
Hermana Judith era de Kenia, nació el 2 de febrero de 1975. Tenía 41 años de edad.
Hermana Margarita era de Ruanda. Nació el 29 de abril de 1971. Tenía 44 años de edad.
VIS / romereports.com / SID