Mons. Ruy Rendón nos comparte el mensaje de este tiempo litúrgico para la Iglesia diocesana.
La Cuaresma: Tiempo de Misericordia
Muy queridos hermanos y hermanas:
De nuevo iniciamos el sagrado tiempo de la cuaresma recibiendo sobre nuestra cabeza la ceniza que expresa: debilidad, pequeñez, limitación, fragilidad, imperfección, contingencia. Esta práctica, tan arraigada en nuestro pueblo, deberá ser una gran oportunidad para adentrarnos, de lleno, en la dinámica de la misericordia divina. En efecto, la recepción de la ceniza manifiesta, por una parte, la llamada que el Señor nos hace a la conversión a fin de otorgarnos su amor compasivo y misericordioso: “Arrepiéntete…”; pero, por otra parte, refleja el compromiso nuestro de asumir el Evangelio como norma de vida, haciendo del amor la ley suprema: “… y cree en el Evangelio”.
La misericordia es un camino de ida y vuelta, tiene dos direcciones, ambas tienen que darse en nosotros durante esta cuaresma de 2016. En primer lugar, la misericordia brota de esa fuente inagotable que es Dios: “El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar” (Sal 145,8). Nosotros somos los destinatarios de la misericordia divina. Dejémonos abrazar con ternura por este Padre lleno de amor que siempre está dispuesto a perdonarnos y que solo espera que nosotros, arrepentidos, volvamos a casa; no olvidemos la parábola del hijo pródigo que muy bien puede ser llamada parábola del padre misericordioso (cf. Lc 15,11-32).
Ahora bien, si Dios es misericordioso y nos da ejemplo de bondad haciendo salir el sol sobre buenos y malos, y enviando la lluvia sobre justos e injustos (cf. Mt 5,45), a nosotros nos toca corresponder de la misma manera e imitar su proceder. En efecto, la invitación de Jesús en el Evangelio es muy clara: “Sean misericordiosos como el Padre de ustedes es misericordioso” (Lc 6,36); no olvidemos, además, su bienaventuranza: “Bienaventurados los misericordiosos, porque obtendrán misericordia” (Mt 5,7).
Que en esta cuaresma favorezcamos, pues, estos dos aspectos de la misericordia. Disfrutemos gozosos y agradecidos la misericordia que Dios nos ofrece, pero también practiquemos la misericordia en favor de nuestros hermanos más necesitados. Las obras de misericordia, corporales y espirituales, serán una guía excelente en este tiempo de preparación para la Pascua.
Que María Santísima, Madre de gracia y Madre de misericordia, nos acompañe con su poderosa intercesión a lo largo del camino cuaresmal. Amén.
Dado en la Sede Episcopal de Nuestra Señora del Refugio de Pecadores, en H. Matamoros, Tamaulipas, a los 8 días del mes de febrero de 2016, Año de la Reflexión Doctrinal y de la Vida Consagrada.
+Ruy Rendón Leal
Obispo de Matamoros