Reflexión de Mons. Ruy Rendón Leal con motivo del 10 de mayo.
Muy queridas madres de familia:
Como cada año, les envío un cordial saludo junto con una sincera felicitación con motivo de este día tan significativo para todo nuestro pueblo. En efecto, decir en México: “10 de mayo”, es hablar de encuentro familiar, de tiempo dedicado a la reina del hogar; este día las actividades ordinarias acaban pronto, todos buscamos lo más rápido posible llegar a casa para expresar, no obstante nuestros errores como hijos(as), el amor limpio y puro a nuestra madre. Mi mejor deseo es que pasen un día feliz en compañía de sus seres queridos, bendecidas por Dios como ustedes bien lo merecen.
Saludo especialmente a las madres que están en este momento pasando por alguna situación de sufrimiento. Pido a Dios nuestro Señor, que por intercesión de María, la Virgen de los Dolores, se apiade de ustedes y les dé fortaleza ante las pruebas de la vida.
Vivamos este 10 de mayo felicitando a nuestras mamás y rezando por ellas, agradeciendo a Dios este maravilloso regalo concedido a los seres humanos, pidiendo, además, por las mamás difuntas; que el grato recuerdo de quienes ya murieron haga brotar en nuestro corazón una oración espontánea, a fin de que estén ya gozando del cielo prometido.
No olvidemos, por último, que el amor se demuestra con hechos, con buenas acciones. Por ello, el mejor regalo de un hijo a su madre no está en las palabras ni en las cosas materiales, sino más bien en ofrecerle una vida responsable y honesta.
¡FELIZ DÍA DE LAS MADRES!