La Epifanía del Señor: Dios en el cine |
El 6 de enero o el domingo más cercano celebramos la Epifanía del Señor, es decir el día de la manifestación de Jesús, el Hijo de Dios, el Salvador; no sólo a los magos de Oriente y a los pastores de Belén (Cf. Mt 2, 1-12; Lc 2, 8-20), sino a todo el mundo, a todas las culturas. Presentamos a continuación tres películas en las que podemos descubrir una luz y un espíritu para nuestros tiempos; cómo lo fue y es Jesús para muchos.Tocando el viento (Brassed Off) de Mark Herman (Gran Bretaña, 1997, 107 min.)Durante el gobierno neoliberal de Margaret Tatcher (1979-1990), una ola de cierres de minas de carbón recorre el norte de Inglaterra. Con frescura, humor y conmovedoras escenas Tocando el viento nos cuenta lo que vive el pueblo de Grimley ante el inminente cierre de su mina. La banda de música del pueblo es un bastión de la identidad local y también está en crisis. Danny (Peter Postlethwaite, excelente), el director de la banda, insiste en la importancia de no apagar el espíritu, de no perder la esperanza, de no dejar de tocar… Gloria (Tara Fitzgerarld), hija de un afamado músico de Grimley, llega de visita al pueblo para hacer un estudio de viabilidad y evitar el cierre de la mina. A la par se incorporará a la banda para sorprender con su música, entusiasmo, alegría y un espíritu de gloria. Por supuesto -como en toda buena película-habrá conflictos, momentos intensos y críticos, y un bien logrado y emotivo desenlace que nos sorprenderá.
En esta fiesta de la Epifanía del Señor podemos recordar el acontecimiento de la visita de los pastores al portal de Belén (Cf. Lc 2, 8-20), donde encontraron al Hijo del Altísimo, a Dios mismo hecho niño, “envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (v. 12). Pero también tantos lugares, personas, hechos en los que Dios se nos ha manifestado, tocado, dado su espíritu. No podemos evitar pensar también en la situación de pobreza, exclusión, injusticia que vive la clase trabajadora y tantos desempleados a causa del sistema económico imperante. Muchos valores humanos y cristianos podemos encontrar en esta cinta para hacerle frente a situaciones tan adversas. El misterio de la Encarnación nos recuerda lo importante que es el hombre para Dios y la manera en que ha querido salvarnos y darnos gloria. “La gloria de Dios es que el hombre viva”, escribió San Ireneo. Tocando el viento es un canto a la humanidad, una historia para dar gloria a los hombres y mujeres en general. Pequeña Miss Sunshine de Jonathan Dayton, Valerie Faris (E.U., 2006, 101 min.) Con un excelente guión (Oscar a mejor guión original), buenas actuaciones (Oscar a mejor actor de reparto: Alan Arkin) y una exquisita banda sonora Pequeña Miss Sunshine nos habla de valores como el amor, el respeto, la reconciliación y la belleza que puede haber en todo tipo de familia. Los Hoover son una familia muy peculiar: un abuelo adicto a la heroína y malhablado (Alan Arkin); un padre responsable que intenta construir una carrera como motivador profesional (Greg Kinnear); una madre amorosa ya agotada por el ritmo de vida (Toni Collette); Frank (Steve Carell), el tío homosexual que se integra a la familia después de un intento de suicidio; Dwayne (Paul Dano), adolescente que ha hecho voto de silencio hasta cumplir su sueño de convertirse en piloto de pruebas; y, Olive (Abigail Breslin, estupenda), niña de siete años que sueña con ganar un concurso de belleza. Para ayudar a cumplir el sueño de la pequeña, toda la familia viaja a bordo de una Combi Volkswagen desde Albuquerque, Nuevo México hasta Redondo Beach, California, donde se realizará el concurso Little Miss Sunshine. Durante el viaje salen a relucir las tensiones de la familia y los problemas mecánicos de la vieja Combi; pero también lo mejor de cada uno de los miembros de la familia. En Mt 2, 1-12 podemos leer cómo unos magos de Oriente se ponen en camino siguiendo una estrella. Quieren buscar y encontrar al Rey de los judíos que ha nacido. Una fe, una esperanza los mueve; caminan, preguntan, se abren al misterio… y descubren al Mesías, a Dios mismo, ahí donde El ha querido revelarse: en Belén, en un portal, en un Pequeño Niño. Pequeña Miss Sunshine es una película para adolescentes y adultos que puede ayudarnos a reflexionar sobre los roles en la familia, los valores que encontramos en ésta; así como a descubrir la luz y la belleza más allá de los concursos o cánones que dicta la sociedad de consumo. Con esta misma apertura podemos encontrar a Dios en el arte como en el cine. El baño de Zhang Yang (China, 1999, 92 min.) No hay lugar en que Dios no pueda entrar y llevar ahí su luz y salvación. Lo importante es reconocerlo, aceptarlo, abrazarlo ahí donde El ha querido manifestarse: en un pesebre (Cf. Lc 2, 12), junto a un pozo (Cf. Jn 4, 5-7), en las comidas con los pecadores (Cf. Mc 2, 15), en un camino (Cf. Lc 24, 13-15). El baño es una película ingeniosa, entrañable, llena de magia y buen espíritu. Abandonado por su hijo mayor Daming, que se ha ido de Pekín en busca de fortuna, el Señor Liu continúa su trabajo como propietario, administrador, médico, masajista y terapeuta en unos baños públicos: vocación de toda su vida. Además cuida de su otro hijo Erming, que sufre un retraso mental. Daming, creyendo que su padre ha muerto, regresa a Pekín para descubrir –y nosotros con él-, la magia, el encanto, todos los valores y relaciones fraternas que se pueden dar en un baño público. Entre la comedia y el drama, entre el individualismo (recordemos la ducha individual y automatizada al comienzo de la cinta) y el sentido de comunidad, entre las rivalidades y reconciliaciones, entre la corrupción y los jabones y friegas de agua que todo lo limpian, podemos encontrar en El baño un espacio sagrado como los que hemos mencionado. Todo está en saber ver y acoger el espíritu que se nos comunica. Podemos compartir aquí también la alegría de los magos de Oriente al ver la “estrella” de Belén y “al niño con María su madre”; ante quien “se postraron y adoraron” (Lc 2, 10-11), a quien le ofrecieron dones de oro (porque es rey), incienso (porque es Dios) y mirra (porque trae salud). Sergio Guzmán, S.J. |