Al Pueblo de Dios que peregrina en la Diócesis de Matamoros.
El primer domingo de septiembre celebramos la Jornada del Migrante en América Latina. El Papa Francisco, quien desde el inicio de su pontificado ha mostrado gran preocupación por esta situación, ha propuesto cuatro acciones que la Iglesia ha de favorecer: acoger, proteger, promover e integrar al migrante (cf. Mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2018).
En nuestra Diócesis de Matamoros conocemos de primera mano la situación de muchos migrantes. De entre los nuestros, algunos han emigrado a causa de la pobreza o la violencia. Otros han llegado desde distintos lugares buscando cruzar el río o se han quedado entre nosotros. Muchos, en su trayecto, padecen necesidades y violencia. Los que logran llegar a su destino, son obligados a vivir en las sombras, sufriendo soledad, nostalgia, maltrato, racismo y explotación, o son detenidos y deportados, viendo así desgarrada a su familia y truncados sus vidas y sus sueños.
Ante esto, les invito a que el domingo 3 de septiembre nos unamos en oración para pedir a Dios por nuestros hermanos migrantes, por sus familias, por las autoridades y por la sociedad, a fin de que, comprendiendo que todos formamos una gran familia, contribuyamos a erradicar las causas de la exclusión, la inseguridad y la violencia, y a crear una cultura capaz de acoger, proteger, promover e integrar al migrante.
También les pido oraciones por la Reunión de Obispos de la Frontera México-EUA, que en el marco de esta jornada, estaremos reunidos en Piedras Negras, Coah., a fin de que el Espíritu Santo nos asista para encontrar las mejores acciones pastorales que ayuden a que nuestra Iglesia se comprometa más con el llamado de Jesús: “era forastero y me hospedaste” (Mt 25,35).
+Eugenio Andrés Lira Rugarcía
Obispo de Matamoros