Jesús, lleno del Espíritu Santo,… se internó en el desierto, donde permaneció durante cuarenta días y fue tentado por el demonio
Deuteronomio 26,4-10
Romanos 10,8-13
Lucas 4,1-13
La Palabra de Dios en este Primer Domingo de Cuaresma nos sugiere algunas actitudes que debemos considerar, a fin de iniciar adecuadamente este tiempo litúrgico que nos prepara para la Solemnidad de la Pascua que celebramos, año tras año, en la Semana Santa.
Una primera actitud consiste en evocar nuestra historia personal con sus luces y sus sombras, siempre a la luz de la fe, como lo expresa el autor del libro del Deuteronomio (primera lectura). Se trata de repasar nuestro pasado descubriendo que Dios nos ha ido acompañando con misericordia, con paciencia y con providencia a través de los años. Esta contemplación que podemos hacer durante estas semanas favorecerá, en nosotros, una actitud de adoración: “… te postrarás ante él para adorarlo”; y junto con el salmista exclamaremos: “Tú eres mi Dios y en ti confío”.
San Pablo en un texto muy conocido de la Carta a los Romanos (segunda lectura) nos invita, por otra parte, a orar al Señor, invocándolo con fe, a fin de poder alcanzar salvación de su parte. En este año de la Misericordia, no olvidemos que la fe que profesamos con los labios, celebramos en la liturgia, vivimos en los múltiples ámbitos de nuestra existencia, la debemos convertir en oración intensa y fervorosa, de manera especial durante la Cuaresma.
En el evangelio, por último, tenemos el relato de las tentaciones de Jesús en el desierto. Un texto que siempre, en el primer domingo de Cuaresma, escuchamos, ya sea en san Mateo, san Marcos, o bien, como en este año, en san Lucas. Repasando la narración, destacamos algunas cosas interesantes como, por ejemplo, los tres medios que utilizó Jesús para salir victorioso de las tentaciones. En primer lugar, estaba lleno del Espíritu Santo; en segundo lugar, ayunó durante esos cuarenta días y, en tercer lugar, se apoyó con la fuerza de la Sagrada Escritura.
En efecto, sólo siendo hombres y mujeres llenos del Espíritu de Dios, de una permanente vida ascética (sacrificio y mortificación), y escuchando asiduamente la Palabra de Dios, podremos, al igual que el Señor, vencer el poder del Maligno y así no sucumbir ante la tentación.
Tenemos, pues, durante esta Cuaresma, un camino largo por recorrer. Hoy el Señor, en su Palabra, nos da las herramientas necesarias para llegar, bien preparados, a la Pascua. Aprovechemos sus propuestas y con una fe inquebrantable iniciemos, con ánimo, este tiempo litúrgico. Amén.
+ Ruy Rendón Leal
Obispo de Matamoros

