Este es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo (cf. Jn 1, 29-34)
…
Juan era como nosotros; una persona que quería ser feliz y que soñaba con un mundo mejor. Y la respuesta a todos sus anhelos llegó; Jesús vino a él. Pero el Bautista no lo sabía.
Sin embargo, como estaba abierto a Dios, pudo distinguir las señales que él le envió para comprender que, como dice Crisóstomo, Jesús es el esperado[1].
¡Sí! Jesús es aquel a quien Dios ha enviado para salvarnos[2]. Aquel que, haciendo lo que el Padre quiere[3], quita el estorbo del pecado, que no nos deja avanzar como personas, como familia y como sociedad, y nos da el poder de llegar a ser hijos de Dios[4], partícipes de su vida por siempre feliz, que consiste en amar y hacer el bien.
Juan lo reconoció y lo compartió. Y esto es lo que la Iglesia hace, como dice el Papa[5]. Porque Jesús se nos acerca siempre, de muchas maneras. Sin embargo, a veces no lo vemos claro. Pero Dios nos echa la mano a través de su Palabra, de sus sacramentos, de la oración y de los buenos consejos para que, discerniendo, descubramos que Jesús es el único que puede sacarnos adelante, y lo compartamos con los demás.
Lo necesitamos. Nuestra familia y el mundo lo necesitan. Porque, siendo honestos, en nosotros, en casa y en el mundo hay cosas que están mal: egoísmo, resentimiento, injusticia, corrupción, daño al medioambiente, indiferencia, pobreza, violencia. Pero con quejarnos, no solucionamos nada. Hay que hacer cambios, dando testimonio de Jesús, que, como a san Pablo, nos elige para ser apóstoles suyos[6].
Él, que nos da su Espíritu de amor, nos envía a quitar lo que está mal y hacer que todo vaya mejorando ¿Cómo? Amando y haciendo el bien. Siendo comprensivos, justos, pacientes, solidarios, serviciales, perdonando y pidiendo perdón, iremos quitando el mal que hay en nosotros, en casa, en la escuela, en el trabajo y en la sociedad; nos realizaremos y contribuiremos a edificar una familia y un mundo mejor. No nos quejemos del mal, ¡quitémoslo!, con Jesús y como Jesús: amando y haciendo el bien.
+Eugenio A. Lira Rugarcía
Obispo de Matamoros
____________________________________
[1] Cf. In Ioannem, hom. 16.
[2] Cf. 1ª. Lectura: Is 49, 3.5-6.
[3] Cf. Sal 39.
[4] Cf. Aclamación: Jn 1,14.12.
[5] Cf. Ángelus, Domingo 15 de enero de 2017.
[6] Cf. 2ª Lectura: 1 Cor 1,1-3.