De la pasión del Señor – De las palmas a la cruz
Isaías 50,4-7
Filipenses 2,6-11
Marcos 14,1 – 15,47
Con el Domingo de Ramos, también llamado “De la Pasión del Señor”, iniciamos la Semana Santa, la Semana Mayor, la semana más importante del año, ya que durante estos 8 días (del Domingo de Ramos al Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor) celebramos los Misterios de la vida de nuestro Señor Jesucristo que nos han redimido: su pasión, muerte, sepultura y gloriosa resurrección.
Las palmas benditas que llevamos en nuestras manos durante la procesión nos recuerdan la victoria, el triunfo del Señor sobre la muerte. Él ha salido victorioso, ha vencido el mal, el pecado, la misma muerte. Que las palmas, al volver a casa después de la Misa, sean colocadas en un lugar visible para que a lo largo de los próximos meses, sobre todo cuando llegue a nuestro hogar la aflicción de la cruz, nos recuerden que hace dos mil años, Jesús de Nazaret, después de padecer por nosotros, resucitó gloriosamente del sepulcro, venciendo así el poder de la muerte.
La pasión de nuestro Señor Jesucristo, que leemos este domingo en el evangelio de san Marcos, nos hace acompañar a Jesús por el camino de la pasión, desde la unción en Betania, pasando por el Cenáculo, Getsemaní, el Sanedrín, Poncio Pilato, el Gólgota y el Santo Sepulcro. Nosotros, como discípulos, estamos invitados a contemplar a Jesús, a escuchar sus palabras. Él es el Siervo de Yahvé (primera lectura), que haciéndose semejante a los hombres, “se humilló a sí mismo y por obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz” (segunda lectura).
Pidamos a Dios nuestro Padre, en la Eucaristía de este domingo, que nos conceda vivir santamente estos días de la Semana Mayor, acompañando a su Hijo Jesucristo en su pasión, muerte, sepultura y gloriosa resurrección. Amén.
+ Ruy Rendón Leal
Obispo de Matamoros