Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra. Aleluya
Hechos 2,1-11
1 Corintios 12,3-7.12-13
Secuencia
Juan 20,19-23
Con el domingo de Pentecostés concluimos el tiempo pascual, en el que, durante cincuenta días, hemos prolongado la alegría de la resurrección de Jesucristo. Ahora, una vez que se cierra la cincuentena pascual, se abre la segunda parte del tiempo ordinario; tiempo que termina, este año, el sábado 28 de noviembre.
Cada una de las lecturas bíblicas de este domingo nos presenta algún aspecto relacionado con el Espíritu Santo. Hechos de los Apóstoles nos narra la efusión del Espíritu sobre los discípulos reunidos el día de Pentecostés. San Pablo en la Primera carta a los Corintios nos describe la acción del Espíritu Santo en las personas y en la comunidad cristiana. Jesús, en el evangelio de san Juan, comunica el don del Espíritu a los discípulos el mismo día de la resurrección; de esta manera se destaca que la donación del Espíritu guarda una relación estrecha con la resurrección, como un fruto de la misma. La Secuencia, por otra parte, es sin duda una magnífica oración dirigida al Espíritu Santo que debemos hacer nuestra y rezar frecuentemente.
El Espíritu Santo transforma a los apóstoles y los convierte en valientes testigos de la persona de Jesucristo. La primera lectura destaca dicho cambio suscitado en ellos y cómo inmediatamente se ponen a hablar de las maravillas de Dios. Un hombre lleno del Espíritu, es un testigo valiente de Jesús, un predicador incansable de su Evangelio. Con el salmista le pedimos al Señor que su Santo Espíritu renueve nuestras mentes y nuestros corazones, que haga de nuestra tierra una tierra de armonía y de paz, que llenos de valentía no desfallezcamos en predicar la Palabra a nuestros hermanos.
El Espíritu Santo distribuye diferentes dones a los miembros de la Iglesia, a la manera de un cuerpo que tiene muchos miembros y cada miembro tiene una función especial que desarrollar, así también en la Iglesia: somos muchos y con diferentes dones, servicios y actividades, pero formamos un solo cuerpo, formamos una sola Iglesia. Valoremos, por consiguiente, la riqueza de ministerios y carismas presentes en cada comunidad cristiana y no perdamos de vista la importancia de mantener la unidad en la diversidad.
El texto del evangelio asocia, en boca de Jesús, el don del Espíritu y la reconciliación del ser humano con Dios: “Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados…”. Por ello todo bautizado, poseedor del Espíritu, deberá ser alguien asociado al perdón y a la reconciliación.
En la Santa Misa de este domingo, le suplicamos al Señor que envíe sobre nosotros su Santo Espíritu, para que nos renueve, nos llene con sus sagrados dones y nos dé la valentía necesaria para seguir anunciando su Palabra en todo el mundo. Amén.
+ Ruy Rendón Leal
Obispo de Matamoros