Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos (cf. Mt 28, 16-20)
…
Todos tenemos esperanzas, grandes y pequeñas, que van cambiando con el tiempo. Unas se cumplen y otras no. Pero esas esperanzas son las que nos motivan a seguir adelante.
Sin embargo, hay una que las supera a todas: ser felices para siempre. Y hoy Jesús, que asciende al cielo[1], nos hace ver que es posible.
Para eso, siendo Dios creador de todo, se hizo uno de nosotros, y, con el poder del amor, amando hasta dar la vida, nos liberó del pecado, nos compartió su Espíritu y nos unió a sí mismo para llevarnos al Padre, que hace la vida plena y eterna. Por eso Crisóstomo dice: “Tú serás igualmente llevado a los cielos, porque así como la cabeza, es el cuerpo”[2].
¡Qué gran esperanza! Algo maravilloso que supera todo lo que hemos conocido y todo lo que podemos imaginar. Esa esperanza nos da fuerza, como dice el Papa, para testimoniar y vivir el Evangelio[3] ¡Esa es la misión que Jesús nos ha compartido! Es el camino para realizarnos, para construir una familia y un mundo mejor, y llegar al cielo.
Y para hacerlo, contamos con la fuerza del Espíritu Santo[4], que nos da su amor a través de su Palabra, de sus sacramentos, de la oración y del prójimo. Así nos ilumina para que, en medio de los sufrimientos, miremos más allá y comprendamos la esperanza a que hemos sido llamados[5], y así sigamos adelante, amando y haciendo el bien la familia, a los amigos, a los compañeros y a los que nos rodean, especialmente a los más necesitados.
De esta manera escribiremos una nueva historia; una historia mejor para todos. De eso nos habla el Papa en su Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que celebramos en este día de la Asención del Señor, donde explica que, dado que las historias influyen en nuestra vida, necesitamos de buenas historias.
Eso es lo que encontramos en la Palabra de Dios, en la que Jesús es el gran protagonista y narrador de historias buenas y verdaderas. “A él –dice el Papa– podemos narrarle las historias que vivimos, llevarle a las personas, confiarle las situaciones… nadie es un extra en el escenario del mundo y la historia de cada uno está abierta a la posibilidad de cambiar” [6] ¡Todos podemos mejorar y hacer algo para que todo mejore!
Hagámoslo, sin dejarnos desviar por la ambición de las cosas temporales, sin detenernos por las dificultades, sin perder de vista la meta, teniendo presente aquello que decía san Gregorio Magno: “al que tiene la firme decisión de llegar a término ningún obstáculo del camino puede frenarlo”[7] ¡A echarle ganas! ¡A amar y hacer todo el bien que podamos! ¡Hasta llegar al cielo!
+Eugenio Lira Rugarcía
Obispo de Matamoros
________________________________
[1] Cf. Sal 46.
[2] Catena Aurea, 11450.
[3] Regina coeli, 28 de mayo de 2017.
[4] Cf. 1ª Lectura: Hch 1,1-11.
[5] Cf. 2ª Lectura: Ef 1,17-23.
[6] Sobre los evangelios, homilía 14, 6.
[7] Mensaje para la 54 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 2020.

