Al clero, a los consagrados y consagradas, a los seminaristas, a los fieles laicos, y a todas las personas de buena voluntad:
“No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios. Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús” (Flp 4, 6-7).
Siguiendo el consejo del Apóstol, y después de escuchar el parecer del clero y de varias personas, invito a los sacerdotes, diáconos, consagradas, consagrados, seminaristas, fieles laicos y a toda la gente de buena voluntad, a que el viernes 23 de marzo del presente nos unamos en oración y ayuno para pedir a Dios que conceda a Reynosa, a Tamaulipas, a México y al mundo el don de la paz.
Hagámoslo, teniendo presente que, como enseña san Agustín: “la paz no puede ser verdadera donde no hay verdadera concordia” (Catena Aurea, 13422). Esa concordia brota de la conciencia de la fraternidad, que, como bien señala el Papa Francisco: “nos lleva a ver y a tratar a cada persona como una verdadera hermana y un verdadero hermano” (Mensaje para la 47ª Jornada Mundial de la Paz, 1).
Ponemos en manos de Nuestra Madre, Refugio de los pecadores, esta iniciativa, rogando interceda por nosotros para que, con la ayuda divina y nuestro esfuerzo, se haga realidad en nuestras vidas la paz que el Señor, entregando su vida por amor en la cruz, nos vino a dar (cf. Jn 14, 27).
H. Matamoros, Tam., a 14 de marzo de 2018, Año de la juventud
+Eugenio Andrés Lira Rugarcía
Obispo de Matamoros