México. Al celebrar el Día Nacional del Migrante en México, hacemos un llamado a nuestras Autoridades y a todas las personas de buena voluntad, a continuar luchando porque nuestra Nación sea un espacio abierto a la Migración digna, en la justicia y la paz, recordando que todos estamos en camino hacia el lugar definitivo que es Dios mismo.
6 de septiembre de 2015
A todos los miembros de la Iglesia que camina en México
A nuestras Autoridades Federales, Estatales y Municipales.
A todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
“…porque Yahveh vuestro Dios es el Dios de los dioses y el Señor de los señores, el Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas ni admite soborno; que hace justicia al huérfano y a la viuda, y ama al forastero, a quien da pan y vestido”. Dt 10
La capacidad para la movilidad es un don que permite a todos poder desarrollarse, compartir, contribuir a la vida. Se trata de un derecho que todos reconocemos.
Así como cada persona tiene derecho a defender su identidad, poner límites para su espacio, tiene también la necesidad vital de romper sus fronteras para ir al encuentro del otro, dar su riqueza y recibir la de los demás. Ninguna persona encuentra la vida por sí sola.
Hoy somos testigos no sólo en México, sino en todo el mundo, del hecho de la movilidad humana no tanto bajo circunstancias que permitan el libre tránsito, sino que la oscurece el pecado de una globalización que pierde de vista a la persona y a Dios; de la presión de la inseguridad por la violencia, el crimen organizado. Frecuentemente ya no es una movilidad que abra el horizonte de la vida a las personas.
No olviden las Naciones que en el fondo de ellas existe una persona humana, sujeto de su propia historia. Por eso cada una ha de ofrecer los medios para que individuos y familias, busquen en ellas y fuera de ellas, medios para un desarrollo integral, en la justicia y la paz.
La Iglesia que camina en México, además de atender directamente a hermanos migrantes en las más de 60 casas y centros de atención, través del servicio generoso de fieles laicos, consagrados y ministros ordenados en nombre de las Diócesis, también ha buscado el diálogo institucional para formular leyes, emitir reglamentos y elaborar protocolos que permitan el eficaz cumplimiento de la justicia y la caridad para estos hermanos.
Al celebrar el Día Nacional del Migrante en México, hacemos un llamado a nuestras Autoridades y a todas las personas de buena voluntad, a continuar luchando porque nuestra Nación sea un espacio abierto a la Migración digna, en la justicia y la paz, recordando que todos estamos en camino hacia el lugar definitivo que es Dios mismo.
+Guillermo Ortiz Mondragón
Obispo de Cuautitlán
Encargado de la Dimesión Episcopal de Pastoral Movilidad Humana